Los arquitectos se asocian para intentar acabar con su viejo problema con las pensiones.

15/12/2024

Los arquitectos españoles están que trinan y se ponen «en pie de guerra». Así lo declaran a THE OBJECTIVE. Muchas de sus pensiones están por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, por debajo incluso de algunas pensiones no contributivas, ya que la mutua de la que dependen, la Hermandad Nacional de Arquitectos (HNA), no les saca de una espiral que les lleva a que algunos de estos profesionales, que «no son ni Norman Foster ni Rafael Moneo», no lleguen a percibir cuando se jubilan, en algunos casos, más que 200 euros al mes en solo 12 pagas al año y sin derecho a que se revaloricen estas prestaciones.

Como consecuencia de esta crítica situación, que en casos extremos no ha dejado otra opción que la ayuda de los comedores sociales, la Asociación Nacional de Mutualistas Arquitectos (Anmarq) constituida en mayo de 2024 y que reúne a 600 arquitectos de los 30.000 que hay en España, quiere transmitir un problema para el que no ha encontrado respuesta de las instituciones, «habiendo pagado todos los impuestos que se exige al común de los contribuyentes», como explica María Luisa Saavedra, portavoz de la asociación.

En un acto en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), Anmarq ha puesto el foco en los miles de profesionales de este sector que tienen que trabajar sin límite de edad, y esto siempre que sigan encontrando clientes que les contraten: «La ausencia de una pensión digna y suficiente nos obliga a seguir trabajando».

La solución, defienden, es que la capitalización de las pensiones con las que han ido contribuyendo a su mutua, la HNA, vaya directamente a la pasarela del RETA (el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos). Eso sí, solo para aquellos arquitectos y profesionales que pertenecen a esta mutua y que así lo decidan, para cobrar al menos una pensión digna.

Ahora, y para escapar de estas «pensiones desastrosas», explica Javier Mancilla, presidente de Anmraq, la alternativa que defienden es «dar cauce a la pasarela al RETA como piden los abogados y salir así de ese sistema de capitalización individual, que ofrecía un plan de pensiones o prestación de jubilación con una renta vitalicia o temporal, que en el mejor de los casos se acaba a los 20 años de empezar a cobrarla, siempre con la misma cuota desde el primer año hasta el último.

Aclara Mancilla que la HNA siempre ha argumentado que sus mutualistas «no han aportado suficiente, cuando además se podían haber acogido al RETA en 1997». Lo cierto es que es un asunto pendiente y los ofrecimientos del Ministerio de Seguridad Social a este colectivo vienen marcados por una serie de restricciones y se dirigen a un número reducido de profesionales, excluyendo además a los ya jubilados.

«No podemos ser los últimos de Filipinas»

La Anmarq comprende el problema de la pasarela. Y mantiene que «no quiere que sus mutualistas se aprovechen y pretendan recibir más que el resto. Pero tampoco menos por los años cotizados» que, en su opinión, la HNA no está devolviendo en justicia. El Estado ha encontrado una salida para situaciones como las de los arquitectos -señala Mancilla- para los notarios, los becarios, los sacerdotes y las asistentes del hogar. «No podemos ser los últimos de Filipinas».

El problema es complejo, reconoce el presidente de Anmraq, pero se podría agrupar a los mutualistas en seis grupos : (1) mutualista activo que solo ha cotizado en su mutua; (2) mutualista pasivo o jubilado que solo ha cotizado con la mutua; (3) activo o pasivo que ha cotizado siempre en el RETA, en el Regimen General o ambos, menos de 15 años; (4) activo pasivo con menos de 35 años cotizado; (5) activo pasivo con suficientes años en RETA o Régimen Común de la Seguridad Social, o en la suma de ambos, con pensión elevada o pensión pública y, (6) activo o pasivo que decide seguir en su mutua en las condiciones que actualmente tiene.


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